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Tiene Benicarló, como le pasa a Alejandro Sanz, el corazón partío: mitad alcachofa, mitad langostino. Dos productos extraordinarios que nos regalan el mar y la huerta, con un nivel gastronómico que nadie se atreve a discutir y que han alcanzado merecido prestigio mundial. Benicarló comparte la fama del langostino con el vecino Vinaroz, porque digo yo, que si les separan sólo 9 kilómetros de N-340, algún langostino de DO Vinaroz habrá comido, vivido y criado en aguas de Benicarló. ¿O no?

La alcachofa de Benicarló (Cynara Scolymus) tiene el honor de figurar en el escudo de la ciudad: El cardo florido de sinople, que es como en lenguaje cursi se llama al color verde. Su cultivo es relativamente reciente. Las viñas del Carlón producían un vino que se vendía masivamente en América hasta que la epidemia de la filoxera, llegada de Francia, obligó a sustituir las viñas por campos de hortalizas. Así nació el cultivo de la alcachofa, una verdura que tiene grandes propiedades diuréticas, ya que favorece la digestión de las grasas, ayuda a digerir las comidas fuertes que sobrecargan el hígado y la vesícula gracias a la secreción de bilis. O sea, más que recomendadísimas.

El origen del nombre de Benicarló es Beni-Gazlun, hijos de Gazlún, bereberes de origen y asentados en el Baix Maestrat, las tierras del norte de Castellón y sur de Teruel, que batiera el famoso general Cabrera, apodado el ” Tigre del Maestrazgo” durante las guerras carlistas del siglo XIX. Los árabes tuvieron gran influencia con su herencia cultural.

En Benicarló se vive el culto a la alcachofa. Y el cultivo. Y la naranja navel, jugosa y dulce. Enero alcanza el cenit y por ello en estas fechas se celebra unas jornadas donde se honran los beneficios y sabores de esta enigmática verdura, de hojas prietas, sabor amargo y color verde picoleto. La alcachofa se cocina de mil y una maneras. Y en Benicarló organiza cada año un evento gastronómico donde presentan tapas y pinchos con mil sabores donde el ingrediente obligatorio es esta hortaliza. Los adictos a la alcachofa vivirán su paraíso. Estas tierras son de rica gastronomía. En Benicarló se come bien, muy bien, a gusto digno de cardenal o de canónigo. Sabrosos productos de mar, arroces y platos de huerta y carnes son ofrecidos por los restaurantes locales que destacan por seguir aquello conocido como cocina de proximidad o de kilómetro Cero.

La alcachofa también es arte. Destaca una escultura en el centro de una rotonda, diseñada y confeccionada por José Antonio Caldés, artista local multidisciplinar y que sustituye a un monumento franquista en homenaje a la IV División de Navarra, comandada por el coronel Camilo Alonso Vega, que los ocupó tomando posesión del territorio en nombre del generalísimo Franco

También da nombre a “La velada en Benicarló”, obra resumen del pensamiento político de Manuel Azaña, que sintetiza el pensamiento político del que fuera último presidente de la II República Española y donde explica su concepción moral de la política y su devoción constante a la libertad. (serculoinquieto.com)

Gracias a Agusti Castell y Rosalena Prades por compartir este tesoro gastronómico.