Seleccionar página

El clérigo sostiene con firmeza la Cruz de Lalibela, su símbolo sagrado. Norte de Etiopia. Silencio roto por el frufrú de los ornamentos sagrados. Los ritos religiosos resultan muy reconocibles y familiares para quienes hemos vivido una infancia de rosarios, vigilías, letanías y kyrie eleison. Un olor penetrante domina la atmósfera. Mezcla de incienso y humo. Las velas de cera anaranjada, amasadas a mano con torpeza artesanal, queman en mechas humeantes que ascienden en volutas infinitas. Suenan los cánticos y las plegarias en lengua ge’ez, usada antes que el amárico, y que llegan en formato de sonido cuadrafónico. Desde todos los ángulos nos acaricia el suave murmullo de las invocaciones. Paredes decoradas por santos y patrones como el caballero que derrotó al dragón que conocen como Jorge. O la estampa del Divino Pastor. Se palpa la fe ciega de los fieles locales que comparten muchas de las creencias del judaísmo.

Etiopía profesa la fe cristiana desde el siglo IV y Lalibela, junto a Aksum, es el vaticano de la iglesia ortodoxa etíope que aglutina a 50 millones de seguidores. Casullas bordadas con hilo de oro son exhibidas, con arrogancia, por los sacerdotes locales, que cubren su cabeza con un fino velo de gasa blanca. El culoinquieto, tal como si fuera un Indiana Jones de fin de semana, viene leído sobre los misterios ancestrales de este conjunto de iglesias declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1983. La más irrefutable teoría revela que fueron construidas por los mismísimos ángeles. Nacidas en los siglos XII y XIII, suman una decena, esparcidas, que afloran de las interioridades de la tierra. Misterios de un mundo al revés. Para explicarlo graficamente: tal como si crecieran hacia abajo. Se trata de excavaciones en la roca, talladas según el ancestral método del pico y pala. Diseñadas sobre una base geométrica, elevan sus muros hacia la superficie: la excavación sigue de abajo arriba y se eleva hasta que llega a mirar de tú a tú a las nubes. La tradición oral e irreal está trufada de aventuras vividas en un laberinto de misteriosos pasillos y galerías. Ritos y leyendas. Una inexpugnable red de circuitos interconectados que sirven para dar vida al misterio de Lalibela. Así revivirá el alma aburrida del culoinquieto, hambriento de emociones fuertes. Buzón abierto en info.serculoinquieto.com.