Su nombre oficial es Rickshaw, pero es conocido popularmente como tuk-tuk. Se trata de un artefacto endiablado. Un triciclo o mototaxi, propulsado por gasolina, con asientos para 4 personas, más conductor, capaz de admitir tantas como quepan, eso sí, rigurosamente amontonadas. Este carricoche se desplaza a velocidades de vértigo, a frenazo limpio, sin dejar de sonar el claxon y desafiando a los atemorizados peatones. El culoinquieto ha usado este artilugio mecánico para desplazarse en ciudades como Hanoi (Vietnam), Pekin (China), Manila (Filipinas), Indonesia, Bangkok (Tailandia). Se trata, mayoritariamente de un invento asiático, producidos en Japón y hoy en manos de la industria china (Jincheng y sigma). Los italianos insisten en asegurar que en 1948 fueron ellos quienes irrumpieron con los motocarros llamados Ape (marcas Piaggio y Pae) y que encontraron su hábitat perfecto para extenderse en Italia y para encandilar a la bella Napoli. También se ha extendido con éxito por América Latina.
Nueva Delhi es el paraíso del tuk tok. En el caos circulatorio por excelencia, el tik tok vive en su ambiente. Los hay a millones circulando a cualquier hora del día o la noche por las saturadas calles de la capital de India, de Bangalore o de Bombay. Velocidad punta 60 kms/hora, tracción en las dos ruedas traseras, acelerador con puño derecho, freno con pie derecho, 2 banquetas posteriores que pueden llegar a acoger hasta 6 personas apretaditas, más dos plazas delanteras de niño junto al conductor. Admite tantas decoraciones como exprese el buen/mal gusto del chofer. Luces centelleantes, guirnaldas, banderas, tubos, led, mucho brilli brilli que destaque y reluzca tal como si fuera un Vigo con ruedas. No puede pasar inadvertido.
El culo inquieto, en su última experiencia en Nueva Delhi, depositó toda su confianza en un veterano chofer del tik tok. Un conductor llamado Alaudín, 62 años, pausado y prudente, con barba blanca milimétricamente recortada, usa el taquijah o casquete blanco musulmán, levita gris y sandalias. Con experiencia de más de 15 años a los mandos del loco cacharro era un oasis de prudencia y equilibrio en las calles de Delhi, una borrasca sobre el asfalto. El tik tok lucía un aspecto impecable, reluciente, de brillos cegadores. Matricula DL11E3 6250, marca Saarth y con un cartel, junto al manillar que decía. “Papá no corras”. En hindú, claro.
PEDRO PALACIOS (serculoinquieto.com)