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La calle es el alma de la India. La calle se convierte en el gran zoco, el mercado donde todo se puede comprar y vender. Las mil y una mercancías exhibidas al aire libre. La calle tiene su pulso vertiginoso. Currar en la calle: el gran taller donde se repara lo inútil, se reconvierte lo obsoleto, se recicla o se transforma en una cadena infinita de creatividad. La calle es el paraíso libre de las vacas sagradas que rebuscan en montones de desperdicios, vamos, de basura. La calle es el punto de encuentro donde chocas con lo insólito y donde palpita la vida. Tiene sus protagonistas puros, los habituales y los pasantes que admiran lo que pasa con los ojos como platos. La calle es un sudoku sin solución. Como la vida en la India. PEDRO PALACIOS (serculoinquieto.com)