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Tal como la vida. El Mercat Central de València es una fiesta de colores, sabores, olores… Y griterío unánime y peliculero: Qué bella es la vida grita la cotorra desde lo alto de la espadaña central.

Agrupa a más de 300 puestos que ofrecen los productos de la tierra, del kilómetro 0, así se llama ahora. Naranjas jugosas valencianas, hortalizas frescas y recién arrancadas de la huerta, anguilas vivas y escurridizas, gambas rojas por vergonzosas, carnes que rebosan proteína, especias llegadas de paraísos lejanos, tibios huevos de gallina tamaño súper, caracoles a punto para extraer su tesoro oculto, casquería de tripas y callos, quesos untuosos de mil procedencias, pan recién horneado y pastas vernáculas como el fartón de Alboraya a punto de mojar en la horchata, encurtidos y salazones, tomates tan maduros que en cualquier momento van a estallar, racimos de uva moscatel tal cual la ambrosía de los dioses, Xinxols, según la vendedora “sabor a manzana ácida y dura”. Mil y un productos de la madre tierra y del mar. Y la alegría, el griterio y los delantales blancas de las vendedoras rebosantes de energía y optimismo.

No imagina el culoinquieto un tesoro más rico, sabroso, inédito y único. Escalinatas por las que se accede a un botín de sabores. La cámara del tesoro es el edificio modernista que alberga esta armonía de productos naturales. El Mercat Central de València es un edificio modernista único, cdntenario, donde el hierro, los azulejos y las vidrieras conviven y contienden en belleza y armonía. La catedral de los sentidos. 8.000 metros cuadrados de vida, luz, sabores, músicas y gentío Tan centenario como joven y jaranero.Y dominando todo el horizonte de sabores, una cúpula vaticana que corta la respiración, por su grandiosidad, porte y elegancia. Ir a València sin pisar este Mercat debería estar declarado pecado mortal sin derecho a confesión.

Mi amigo, el escritor valenciano Vicent Soriano, me hace la observación del olvido cometido por este culoinquieto y que paso a subsanar después de agradecerle su fina advertencia . En la cúpula central, en lo más alto de la espadaña y sobre una corona real se perfila dominante la figura de una cotorra verde de enhiesto plumero de acero. Cuenta la leyenda urbana que se trata de una alegoría al griterío de las pescateras ofertando su mercancía a los clientes y su afición a la palabrería fácil y al chisme barato, o lo que hoy llamamos fake news. Ya se sabe, los mercados son una fábrica de bulos.

www.serculoinquieto.com