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¿Marylin Monroe es el icono sexual del siglo XX?. ¿ La rubia tonta y fácil? ¿ O se trata de una simple mercancia de la industria technicolor de Hollywood? Lo cierto es que fue una víctima de abusos infantiles. Y ya adulta, un juguete del machismo del poder.¿Militante precoz del feminismo? Prisionera de adicciones en cadena: barbitúricos para alcanzar la calma, anfetaminas para reactivarse. Su inocente interpretación del “happy birthday Mr President”, emergiendo de la tarta, es una escena real y legendaria. Decidió acabar con su farsa vital un 5 de agosto. ¿Episodio siniestro de agentes del FBI? Sigue el escándalo con la película “Blonde” de Ana de Armas. Pervive la gloria. Vive el mito.

El culo inquieto fue a Palm Springs, ciudad entre Los Angeles y San Diego, donde se erige una monumental escultura en homenaje a la rubia platino por excelencia. Las medidas de Norma Jean (su nombre real) no se ajustaban a las denominadas académicas (91-60-86), era tirando a bajita (1.67 metros) y rellenita (un peso de 53,5 kilos). La escultura de Palm Springs mide 8 metros, es de acero inoxidable y pesa 15 toneladas. Su autor, John Seward Johnson II, es un mediocre artista que consiguió generar una polémica con su obra monumental en la que se recrea en el revoloteo de su ondeada falda blanca en la película “The seven year itch” (La tentación vive arriba, 1955), de Billy Wilder. Marylin confesó que fue víctima de una jugarreta del director (¿otra más?) y ella repudiaba su escena más mítica. “Al principio todo parecía inocente y divertido, pero cuando Billy Wilder siguió repitiendo la escena una y otra vez, (hasta 14 tomas extras haciendo pausas entre ellas para que los fotógrafos dispararan) la multitud de hombres que se había reunido a mirar empezó a gritar y a aplaudir: ‘Más, Marilyn, más. Déjanos ver más’. Entonces Billy cerró el plano y enfocó mi entrepierna. Lo que iba a ser divertido terminó siendo una escena de sexo. Espero que todas esas tomas extras no las usara en alguna fiesta privada con sus amigos de Hollywood”.

El escultor Johnson II vislumbró negocio y olió el impacto mediático de su obra. El escenario que la acogió fue Palm Springs, ciudad de celebritis del celuloide. Se trata de una oportunista obra que ausculta y descubre lo que la realidad ocultó. El inoportuno chorro de aire procedente de la rejilla de ventilación del Metro neoyorkino puso el resto. Para añadir polémica, las feministas actuales han puesto el grito en el cielo y acusan al autor de justificar y alentar el “upskirting», o sea el trastorno de hacer fotos por debajo de la falda a mujeres, que es considerado un delito. Para el culoinquieto, la falla de Palm Spings es decepcionante y denigrante. Marylin no se merece este pastiche verbenero. Lo único acertado es el título: “Marylin forever”.

PEDRO PALACIOS ((serculoinquieto.com)