Descensos de vértigo. Escenas llenas de sobresaltos en calles empinadas sobre el fondo azul del Pacífico. “Bullit”, la obra maestra que entronizó a Steve Mac Quinn, un canalla del celuloide, actor atrevido, seductor, gamberro. Una estrella que enamoraba a las chicas de los años 60 y que, sin usar doble, protagonizaba carreras de hasta 16 minutos entre míticos coches Ford Mustang. Rubio de rizo rebelde, ojos azules como el cielo de Sausalito, mirada angelical y sonrisa socarrona. Pose total de anticipadoTravolta de discoteca. El malogrado actor fallecido de cáncer a los 50 años, en el momento que era la estrella mejor pagada del mundo. Atrás quedaron las carreras de “Le Mans” o las huidas de “Papillon”, las piques en motos “Norton” o en coches deportivos de 4 cilindros. Gasolina en las venas.
Las calles de San Francisco son territorio tranvia. Constituyen un elemento fundamental de la marca y de la geografía urbana de esta ciudad californiana. La historia de los tranvías en San Francisco se remonta a 1873, cuando se pusieron en marcha las 23 líneas que, con el tiempo, han ido reduciéndose hasta la actual, más propia del turisteo que de la movilidad urbana. El culoinquieto revivió sus travesuras adolescentes y se puso a circular por toda la ciudad a bordo de un “cable car”. La explicación sobre cómo funciona y su modo de empleo es antológica. El de San Francisco es el único tranvía del mundo que funciona de manera totalmente manual. En lugar de hacerlo con motores, funciona con una pinza accionada desde una palanca, cuya función es agarrar o soltar un cable que está enterrado por las calles de la localidad. El estruendo que provoca es la banda sonora de SFO.
La línea F del tranvía, con vagones originarios del siglo XIX, enfila Market Street hasta Fisherman’s Wharf es el mejor sistema para conocer la ciudad. Visita el Barrio Castro, el barrio rosa o de ambiente gay donde empezó todo el desbarajuste. Nombre míticos como el Twin Peaks Tavern. El arco iris es la referencia visual. Union Square (tiendas de lujo), Market Street y Centro Cívico, Distrito Financiero, Edificio del Ferry y Embarcadero. Los puntos urbanos más atractivos de la línea F son la calle Pier 39 y el Fisherman’s Wharf donde degustar una especialidad gastronómica de San Francisco: el “clam chowder”, una crema de almejas servida en un cuenco hecho de pan de masa fermentada, así que se puede degustar hasta la última cucharada. Prueba también los bocadillos rellenos de gambas. Cientos de delikatessen esperan. Y vuelve a montarte al cable car. La línea F te va a trasladar al inFinito. PEDRO PALACIOS (serculoinquieto.com)