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En plena Amazonia y, antes de iniciar la Ruta de Francisco de Orellana, nominada así en memoria del aventurero conquistador extremeño que descubrió el río Amazonas, era recomendado que debían tomarse ciertas precauciones. Así que el culoinquieto decidió buscar cobijo bajo el manto protector del chamán Silverio, hombre de fe y de conversación escueta. En las orillas del río Napo, afluente principal del Amazonas que inunda los manglares del Parque Natural del Yasuni, el río de los delfines rosados, me propuse beneficiarme del rito liberador del chamán de la Comunidad.

Silverio llegó puntual y vestido de paisano. Como competente profesional, se atildó con los símbolos propios de su altísima misión: torso desnudo y un llamativo tocado de plumas multicolores arrancadas de la cola de un guacamayo despistado. Sobre el pecho, un enmarañado conjunto de collares formados por semillas de variado colorido, colmillos de animales selváticos y minerales minúsculos de canto romo. En la mano derecha, un manojo de hojas de una planta medicinal que agitaba con brío para escampar y asustar a los malos espíritus que pudieran revolotear en torno a mi cabeza. Su grave voz emitía sonidos incomprensibles, que sonaban tal si fueran jaculatorias o mantras de monjes tibetanos. Mientras susurraba la plegaria, encendió una cigarrillo que inhalaba con avidez y que desde el fondo de sus pulmones exhalaba el humo y el dióxido de carbono sobre mi pelada cabeza. Las manos abiertas, palmas hacia arriba, eran la expresión de mi resignación y la aceptación del ritual. Por el fuerte olor a tabaco negro y por la densidad de la humareda, más parecía que nos encontrábamos en un área para fumadores que en la amplitud de la selva amazónica. Los chamanes en Perú y Ecuador son reclamados desde época ancestrales para rogar por la buena cosecha, ofrecer previsiones climatológicas y liberar de los malos espíritus que pudiera albergar una alma desdichada.

Silverio me explicó que la ciencia del chamán se hereda de los padres. Es pura tradición familiar. Son muy respetados por todos los miembros de la Comunidad y su función liberadora es muy apreciada por los habitantes. Amén. www.serculoinquieto.com