Seleccionar página

El mes de mayo, en la infancia del culoinquieto, se conocía y se celebraba como “el mes de María”. En el Hemisferio Sur corresponde a noviembre. La explosión de la naturaleza y el color que lo inunda todo, era el pretexto para a honrar a la Virgen María, tradición que ya celebraban los griegos venerando a su diosa Artemisa como símbolo de la fertilidad. Nada nuevo, pues, bajo el sol.

En el Colegio de las Madres Mercedarias se cantaba a pleno pulmón “Con flores a María” que los niños interpretábamos con voz atiplada y con absoluto fervor, nunca mejor dicho, mariano:
“Venid y vamos todos con flores a porfía,
 con flores a María, que Madre nuestra es, 
con flores a María, que Madre nuestra es. De nuevo aquí nos tienes, purísima doncella,
más que la luna, bella, postrados a tus pies.”

Los altares de las parroquias e iglesias estaban engalanadas con flores (mayo, ya se sabe: la primavera, el mes de las flores), entre la que destacaban la azucena (lilium) y el alhelí, utilizándose preferentemente las especies de pétalos blancos, símbolos de la pureza y la inocencia de los jóvenes cantores. Según la doctrina católica imperante: “la celebración gira en torno a la pureza, la limpieza, la fe y todos los valores y cualidades que tiene la mujer que no posee mancha de pecado”. En este mes se celebraba el sacramento de la Primera Comunión, con las niñas vestidas de tules, gasas y volantes, tales niñas-princesas, mientras que a los niños nos disfrazaban de marinerito o con uniforme de almirante).

La influencia de la Iglesia Católica es tal que ha convertido el primer domingo de mayo en la celebración del Día de la Madre, fiesta de fuerte arraigo comercial para alegría del Corte Inglés. En mayo se celebran en Andalucía también unas fiestas bajo el nombre de Cruces de Mayo que en Córdoba y Granada transforman plazas y calles en monumentos florales multicolores de una fragancia dulce y penetrante. Otro dato relevante. El 13 de mayo se celebra la Virgen de Fátima, que en 1917 se apareció en la Cova da Iria, Portugal, a tres pastorcillos (Lucia, Francisco y Jacinta Marto)a quienes les reveló tres secretos (Solo sobrevivió a la peste española, Lucia que tomó los hábitos y guardó bajo llave los tres secretos revelados).

El 1º de mayo se celebra en todo el mundo el Día del Trabajador. En España le llamaban el Día de San José Artesano y Franco y su sindicato vertical organizaban en el Estadio Bernabeu una exhibición gimnástica donde la organización sindical Educación y Descanso montaba sus cabriolas y numeritos gimnásticos. En las calles, los sindicatos ilegales intentaban organizar “manis” que acababan siempre en carreras y porrazos de los grises hasta que un partido de fútbol o una corrida de toros emitida por TVE, la única, disolvía y conseguía que la clase obrera se quedara en casa. Durante la jornada, los obreros lo habían celebrado con alegría espontánea, preparando paellas colectivas,costellades o pachangas futboleras en el campo y era el único día en que la Guardia Civil de Tráfico no multaba y permitía el transporte de los “productores” (eufemismo de obrero) en las cajas de los camiones. ¿Suena a rancio? Sí, pero éramos inmensamente felices a pesar de todo. Aunque lo del cambio climático nos ha trastocado el refranero: “Hasta el 40 de mayo, no te quites el sayo”. (serculoinquieto.com)